domingo, 18 de enero de 2009

Un final y un inicio


Estimados:

Como ya sabrán, ha terminado este viernes recién pasado la crónica de Mago: La Ascención, de Master James. Elohim fue derrotada, y renació en su verdadera vida, el Portal fue destruido, la bebé cambiaformas fue recogida por Tiare y Kaijin (los nuevos guardianes de la Tierra), dando origen a una nueva raza, el Árbol Mundo, con sus raíces y ramas infinitas, es ahora el centro del planeta, Seawulf y Daniella, en su nueva forma espiritual, vigilan su renacimiento del planeta, y la Humanidad entera alcanzó la Ascención.

¿Cual será el epílogo? Habrá nuevos dioses, tanto de la Sabiduría, como del Trueno? o los personajes eligirán una vida mortal, y acompañar a la Humanidad en el nuevo camino elegido? Eso ya es tema para otra historia...

Quiero ocupar este espacio para, en nombre del grupo, reiterarle nuestras felicitaciones por haber podido contar una historia tan compleja, larga, y a la vez profunda. Nos emocionaste, nos hiciste reír, y pensar también... pero lo más importante de todo: nos hiciste soñar. Recuerda: "La magia no es más que la voluntad dirigida."

También es importante agradecer a Pex, por quedarse a terminar el módulo; ya que su valor e inteligencia fueron centrales en que esta historia tuviera el final heroico que merecía. Y no podemos dejar de mencionar a Valerius, a quien vimos crecer como personaje y enriquecer sus interpretaciones en cada sesión. ¡Muy bien Larra!

Como final, les dejo un extracto de Khalil Gibrán, que creo reflejará lo sentido, y lo aprendido en esta historia:

Una mirada al futuro

Desde atrás del muro del Presente oí los himnos de la humanidad. Oí el sonido de las campanas que anunciaban el comienzo de la plegaria en el templo de la Belleza. Campanas moldeadas con el metal de la emoción y suspendidas sobre el altar sagrado, el corazón humano.

Desde atrás del Futuro vi multitudes que cumplían con su culto en el seno de la Naturaleza, sus rostros vueltos hacia el Oiente, esperando la inundación de la luz de la mañana, la mañana de la Verdad.


Vi la ciudad en ruinas y que nada quedaba para hablar al hombre de la derrota de la Ignorancia y del tiempo de la Luz.


Vi a los ancianos sentados a la sombra de los cipreses y de los sauces, rodeados por jóvenes que oían sus narraciones de otros tiempos.


Vi a los jóvenes rasgueando sus guitarras y tocando sus caramillos, y a las doncellas bailando bajo los jazmines, con las trenzas al viento.


Vi a los hombres cosechando trigo y a sus esposas reuniendo las gavillas y cantando alegres canciones.


Vi a una mujer que se adornaba con una corona de lilas.


Vi que la amistad entre el hombre y todas las criaturas se estrechaba, y familias de pájaros y mariposas, confiadas y seguras, que volaban hacia los arroyos.


Vi que no había pobreza, tampoco encontré exceso. Vi que la fraternidad y la igualdad reinaban entre los hombres.


Vi que no había médicos, porque cada uno tenía los medios y el conocimiento para curarse a sí mismo.


Encontré que no había sacerdotes, porque la conciencia había llegado a ser el Supremo Sacerdote. Tampoco vi abogados, porque la Naturaleza había tomado el lugar de los tribunales y regían tratados de amistad y unión.


Vi que el hombre sabía que él es la piedra fundamental de la creación y que se ha elevado por encima de la pequeñez y la bajeza, y ha arrancado el velo de la confusión de los ojos del alma. Esa alma ahora lee lo que las nubes escriben en el cielo y lo que la brisa dibuja sobre la superficie del agua; ahora entiende el significado del perfume de las flores y las modulaciones del ruiseñor.


Desde atrás del muro del Presente, sobre la plataforma de las edades venideras, vi a la Belleza como una novia y al Espiritu como un novio; la Vida era la noche ceremonial del Kedre (1).



(1) Kedre: Noche de la Cuaresma musulmana, durante la cual se espera que Dios cumpla los deseos del devoto.

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